A pesar
Siempre que escribo una entrada lo hago sin planificar, sabiendo solo que se trata más bien de algo terapéutico, la herramienta que necesito para (hablarme) analizarme. En esta en concreto además hago terapia para al menos uno más.
Me enfrento a esta página en blanco sin saber muy bien que saldrá de mi inconsciente, a quien pongo al frente del teclado.
Hoy han salido los destinos dichosos de mi oposición, tres años (se dice en mucho menos tiempo jaja) esperando, fantaseando con este momento y ahora escribo “dichosos” y no porque me cause mucha dicha precisamente, sino en su otro sentido tan coloquial, como algo molesto, esa “mosca cojonera”, que me estipula un plazo de 10 días para decidir toda una vida, para causar o no mucha dicha o angustia.
Me gusta mucho Serrano 117, soy feliz allí, tan feliz que siempre que llego y parpadeo ya son las dos y me extraño a mi misma apesadumbrada por otra jornada que llega a su fin. Es una oficina con un aire propio, un ecosistema perfecto en el que cada uno cumple un propósito, incluyendo los satélites que van y vienen y nos alegran los días. No es algo muy común encontrar un “hueco” en el que sientas que te estaban esperando a ti, y es así como lo percibí todo este tiempo. Encajo, como la última pieza de un puzzle. Simple y excepcionalmente.
Sin embargo, tengo ( resulta difícil de explicar) como una pulsión interna hacia el cambio, siempre me ha sucedido, siempre he querido “más”, ver que más me puede ofrecer un camino, que gente conoceré, que aprenderé, que se yo…
Toda esta ecuación hay que aderezarla ahora con un baño de energía nuclear, algo que al mismo tiempo que me ata a quedarme con una fuerza de la que me resulta muy difícil zafarme, también me aleja con muchisimo miedo al dolor, sobre todo el que no sea mío.
Como ordenaré las vacantes, que sucederá, a día de hoy realmente para mí es un misterio. Lo que sí sé es que si el destino finalmente no quiere que me coma la tortilla maltrecha de la cafetería del 150, “que nos quiten lo bailao”, que feliz he sido.
Y para terminar esta entrada que dice todo y nada, hoy iba en el coche (uno de los 45.564 trayectos que hice) y pusieron esta canción: “Puedes contar conmigo” de La Oreja de Van Gogh. Me atornilló un par de pensamientos.
-F I N- ( a pesar de mi aspecto, soy todo lo que necesito ser y gracias a él también)

Gracias a tí, por ser la pieza que le faltaba a nuestro puzzle.
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