Y porque no?
Ha sucedido así, tengo que repetirme maquinalmente casi todos los días. Busco motivos, busco culpas y debilidades que demonizar. Pantalla en blanco, cero resultados.
Empleó a veces la “técnica” de la cascada, que sucede, que precede; ¿fue una semilla que siempre estuvo ahí, esperando su oportunidad? ¿Se trata más bien de algo excepcional sin más origen ni destino que el polvo de las estrellas? ¿Existirá el destino? ¿Tiene sentido hacerme estas preguntas?
No sé contestarme a nada más que a mis tripas. Tienen hambre, tienen sed, duelen y se revuelven. Eso es lo que me hace actuar, es real, es lo que me agita y me pone un pie delante, mueve mis labios y articula palabras durante un paseo en el coche, por ejemplo.
Sabes que ha sucedido? Que hay un magnetron en El Viso, que no se puede parar, si se para, habrá consecuencias horribles e inesperadas. No se puede parar, no se puede parar. Y es gigante la dimensión de lo que se viene.
Y porque no?
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